martes, 25 de octubre de 2011

Abriendo el alma.

Aprendí que no importa cuántas oportunidades des, algunas veces simplemente, cuando las necesitás, no vas a recibir lo mismo... o te va a costar. Muchos dicen que de los errores se aprende, pero así mismo, se puede tropezar más de una vez con la misma piedra sin ser consciente, y recuperar la consciencia cuando ya el camino se rompió y se dividió en otros dos caminos, haciendo difícil la elección.
Jamás hay que elegir el camino que parece más fácil; el camino que está despejado, ése que tiene una vista bonita y no presenta obstáculos, porque nunca sabemos si nos vamos a encontrar con un camino sin salida al cruzarlo. Siempre vamos a huir del camino que se presenta del otro lado, oscuro y siniestro, ése que tiene más de una piedra a lo largo de su recorrido, pero quizá... sólo quizá, debamos dejar el miedo de lado y atravesarlo, porque al final nos espera la luz del sol.
Tal vez lleve tiempo, tal vez sea una larga caminata, pero lo haré... estoy preparada, si sé que todo lo que quiero es llegar a destino, llegar a mi meta, cegarme con esa luz que aguarda por mí.

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